jueves, 26 de marzo de 2009

La tregua de Obama con fecha de vencimiento


De vuelta a la realidad. Barack Obama ha entrado en una fase que está lejos de sus días de popularidad masiva, aclamaciones hasta de los más suspicaces, e incluso, de alabanzas mesuradas por parte de reacios al capitalismo estadounidense como Fidel Castro y Hugo Chávez. Pero todo volvió a la normalidad, sobre todo si se toman en cuenta declaraciones tan literales como escandalosas del presidente venezolano al tildar a Obama de "Pobre ignorante", en su programa radial dominical "Aló Presidente".

La situación interna no es más alentadora. Economistas de todo el mundo, incluidos algunos premios Nobel, han sostenido que la política pública del presidente de Estados Unidos llevará al país a la quiebra en unos años, ya que, aumentando de manera desmesurada el gasto público le hace un daño tremendo e irreversible a largo plazo al país norteamericano. Y las brechas comienzan a verse. El candidato ideal de Obama para la secretaría de comercio, el republicano Judd Gregg, renunció sorpresivamente, aduciendo diferencias irreconciliables entre la gestión del demócrata y del senador de New Humpshire. El republicano indicó que, "ideológicamente", está muy lejos de los planes de Obama y se amparó en su rechazo al estímulo económico propuesto por el presidente para reactivar la economía estadounidense, que asciende a 790.000 millones de dólares, plan que no iba con los códigos republicanos de Gregg, algo que pone en aprietos a Obama que aun no puede estructurar su equipo de gobierno en base a su ideología de aunar fuerzas con el partido opositor para enfrentar la crisis.

Sin un equipo completamente conformado, con un plan económico de tremenda presión y envergadura, y con la la popularidad tendiente a caer en los próximos meses, Obama deberá asesorarse de buena manera para seguir una gestión condicionada por la crisis más grande de la historia, sumado al hecho trascendental que conlleva llevar la "jineta" de presidente de los Estados Unidos. De todas formas, los índices de evaluación no son tomados en cuenta hasta que haya pasado un tiempo considerable, sobre todo si aun no se completan los primeros 100 días de gobierno de Obama, desde que relegó del cargo a un Bush con más falencias que aciertos en los 8 años de gestión.

La gran ventaja que tiene a su favor Obama, es la nueva imagen que tiene Estados Unidos bajo el alero del primer presidente afroamericano de la historia. El demócrata ha implantado un nuevo sello en la Casa Blanca, con una mayor apertura al plano internacional, con políticas claras en torno a la desvinculación de Irak (aunque pretende seguir la guerra contra el terrorismo desde Afghanistán), las nuevas relaciones con Cuba, y una mayor cercanía con los grandes de Europa, que ahora más que nunca, se han esmerado en limar asperezas y conciliar sus pretensiones para paliar una crisis larga y desgastadora.

La oportunidad de oro de levantar relaciones sólidas y concretas será en la Cumbre de las Américas, donde participarán diversas naciones del continente americano, incluida Venezuela y Estados Unidos. Los ojos mediáticos se tornarán hacia el accionar del siempre polémico Hugo Chávez y de su interacción con Obama, que ha señalado en algunas entrevistas, que Venezuela ha sido un bloqueo de importancia para el crecimiento regional, sumado a sus políticas proteccionistas en torno al terrorismo, algo que no comparte la Casa Blanca, lo que ha desatado fuertes intercambios verbales desde Caracas, donde rechazan cualquier vinculación con grupos que atenten contra la seguridad nacional.

Los próximos meses serán claves en la competitivad de Obama, sobre todo en lo que pueda hacer para luchar contra la crisis economica, las presiones internacionales por una reivindicación por las políticas militares llevadas a cabo en los últimos 18 años, y las frágiles relaciones que mantiene con muchas naciones de carácter "clave" para el mantenimiento de una coyuntura lejos de la hostilidad, como son Venezuela y Cuba, y en menor medida, Bolivia. El día cero para Barack Obama se acerca más rápido que nunca, sobre todo si sabía de antemano, que la "tregua" mediática duraría poco y nada, dada las circunstancias actuales, donde el mundo necesita de riesgos, acciones y experiencia. De esta última carece, pero el demócrata no se queda atrás cuando se trata de ponerse "manos a la obra".

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