
domingo, 29 de marzo de 2009
Rugió La Roja en el Monumental de Lima

jueves, 26 de marzo de 2009
La tregua de Obama con fecha de vencimiento

jueves, 19 de marzo de 2009
Tensión por demanda marítima peruana ante la Haya


domingo, 15 de marzo de 2009
Una tónica en el pasillo de los que aguardan por un donante

Felipe Cruzat, un niño que lleva poco más de dos meses esperando por un donante de corazón, está al borde de la muerte. Han sido días de pesadilla para sus familiares, que no han podido encontrar una mano milagrosa que de con el órgano requerido por el pequeño, que agoniza ante la escasa posibilidad de encontrar un corazón a tiempo.
Los médicos no auguran nada bueno para el menor, y peores son las pretensiones de sus padres, que ya han entregado toda su entereza al destino, que poco y nada puede cambiar de aquí al desenlace definitivo de una historia corta y triste en la vida de los Cruzat. Así de duro y enfático es el momento que vive esta familia, arengada por los rezos y cubiertos por la esperanza de que en cualquier momento, el destino sea torcido.
Pero Felipe Cruzat es sólo uno más de los miles que se encuentran en la misma situación. En chile, cada año, el número de posibles donantes y los efectivos, disminuye, sobre todo por una negativa final de los familiares luego del deceso del individuo en cuestión. No es una decisión fácil ni mucho menos motivante, sobre todo si se trata de donar un órgano a un desconocido, pero tampoco se puede dejar de lado, la simple razón de la posibilidad de salvar una vida humana, que necesita el órgano para seguir viviendo, tarea no menos fácil, porque se trata de un proceso que toma años, no sólo en asimilación, sino en el simple hecho de llevar día a día una vida llena de limitaciones y condicionantes, que merman el existir de cualquier persona, pero jamás las ganas de seguir en el mundo y marcar la diferencia.
Muchas han sido las campañas en torno a este tema, pero se trata de un concientización a nivel mundial, objetivo vagamente cumplido, porque como mucha gente nace, también muchos mueren, por lo que, si el compromiso de la sociedad fuera total y real, el problema de la búsqueda de un donante dejaría de ser una aguja en un pajar. Aquello ni se estipula en programas de gobierno, ni en las mismas objeciones de la sociedad, supuesto juez de las gestiones de los estados a nivel mundial, porque es ahí donde se debe hacer presión y pujar porque hayan nuevas y buenas políticas en torno al tema de la donación de órganos.
Como su nombre lo dice, donar es solidarizar con otro ser humano, que debiera hacer lo mismo si estuviera en esa posición. Pudo ser otro y no Felipe el que aguardara por un corazón, y la interrogante siempre existirá, si la familia Cruzat hubiese donado los órganos de su pequeño si hubiera dejado de existir, para prolongar la vida de otro. Voy más allá, y me pregunto si la sociedad está lista para dejar su legado por la subsistencia de sus pares. Por lo visto, no es así.
Probablemente, Felipe Cruzat deje de existir. Se unirá al eterno listado de los decesos en la espera de un órgano que nunca llegó. Sumido en la oscuridad de la inconsciencia, no es sabido a ciencia cierta que pasa por la cabeza del pequeño, pero de seguro, sus rezos, su fuerza y su energía, estarán en los miles que aun tienen la esperanza de vivir, de seguir en una existencia que puso una piedra difícil de roer por como el mundo lleva su ideología, aquella que está lejos de ponerse en el lugar de los demás, y darlo todo por el otro, por el simple regocijo de otorgar vitalidad, cuando nuestra luz ya encontró su final.
viernes, 13 de marzo de 2009
Anónimo de la vida, famoso por el morbo, símbolo de lucha

Esta noche no fue una cualquiera. Ocurrió un accidente automovilístico justo afuera de mi casa. Sí, los accidentes pasan todos los días, pero este fue especial, porque fue tan repentino y tan impactante y cercano, que mi curiosidad me superó y salí a averiguar que había ocurrido realmente.
Al llegar al lugar, me percaté de dos autos destrozados, una multitud que se agolpaba con mayor fuerza a medida que pasaban los minutos y los clásicos curiosos, entre los que me incluyo, que sólo miraban y estorbaban el trabajo de los policías, la ambulancia y los rescatistas.
Pero lo más memorable de la noche, en el mal sentido de la palabra, fue el momento en que divisé una figura totalmente descompuesta, con su cabeza girada hacia el otro lado, y su cuerpo doblado, lo cual me confirmó que se trataba de un ser humano o muy grave, o muerto. Me acerqué un poco más, y aclaré todas mis dudas, ante la mirada atónita de las personas que lo rodeaban. Por un momento pensé en advertirles que se alejaran para que la ambulancia llegara y pudiera tener espacio, pero era demasiado tarde. Fue una muerte casi instantánea, un suspiro entre la vida y la muerte, un segundo entre su noche rutinaria trabajando como motorista, y el silencio eterno.
El reloj marcaba las 12:30 de la mañana y la tensión subía en la Lincoln. Los familiares, se notaban a leguas, dada su cara de desesperación e incertidumbre, preocupados por el estado de sus hijos. Los policías recababan datos y testimonios para entender la secuencia de los hechos, y no faltaba el ubicado que llegaba con cigarrillo y trago en mano, como si estuviera llegando a la nueva atracción de la noche.
Hasta que apareció el respeto. Una mujer, de alto rango policial, cubrió la cara del hombre muerto con una polera, desatando el murmullo de la gente que aun tenía ganas y batería para seguir filmando el desfigurado rostro de aquel individuo que sin enterarse, era toda una celebridad.
Sin el rostro descubierto, el cuerpo del único asesinado en el acto, dejaba de ser el centro de atención, y los ojos se tornaban hacia la extracción de los jóvenes que aun permanecían en el interior del automóvil. Aunque se encontraban graves, su recuperación es algo probable, pero más de un susto hicieron pasar a sus familiares, que de seguro querrán mantener el máximo tiempo posible hospitalizados a sus hijos, ya que la pesadilla se prolongará más de lo esperado, cuando tengan que afrontar lo sucedido, y asumir la responsabilidad de haberle quitado la vida a un ser humano que estaba trabajando, mientras ellos arriesgaban todo por una carrera, conscientes de toda la inseguridad y riesgo propio y ajeno que ello acarrea.
Y aquel hombre se fue. De seguro sus familiares se irán enterando con el paso de las horas, y esta noche, no será una cualquiera para ellos, porque han perdido a su padre, a su hijo, a su esposo, a un ser humano. Más aun, esta noche no será olvidada por quienes pudieron ver sus ojos y saber que ya no estaba presente, perdiéndote en su mirada desorbitada en la oscuridad de la muerte, sin rumbo aparente.
Famoso por unas horas, aquel hombre fue presa fácil de una instantánea de gente que no se detuvo a pensar en el escenario del cual era parte, uno trágico, que enseña por qué hay que ser más cuidadoso y sobre todo, saber valorar, y respetar la vida propia y la de los demás. Famoso por unas horas, fue un ser humano que se une a la lista de los que caen en el lecho de la muerte por actos condenables, evitables y completamente injustificables. Famoso por unas horas fue este ser anónimo, que esta noche salió de su casa como tantas jornadas, sólo que en esta oportunidad, no habría retorno, sólo habría una despedida final que nunca llegó.
domingo, 8 de marzo de 2009
La mujer se hace camino al andar


sábado, 7 de marzo de 2009
Paliza en Porec

