martes, 24 de febrero de 2009

Si no fuera Velasco


Ema Velasco (2), hija del actual ministro de hacienda, Andrés Velasco, y de la connotada periodista de TVN, Consuelo Saavedra, sufrió hace pocos días un accidente fortuito en Zapallar, al caer inesperadamente a una piscina, provocando una asfixia por inmersión.


Al ocurrir el accidente, la pequeña Ema, fue sacada por la nana del hogar, para luego ser asistida por su madre, con el objetivo de que volviera en si. 25 minutos después, Carabineros ya se encontraba en el lugar y ofrecieron trasladar a la menor hasta Santiago vía aérea, prestando el helicóptero de la institución. A ello, se sumó el viaje posterior de los padres en un aparato de la FACH.


Momentos después, Ema ya era asistida al interior del helicóptero, logrando estabilizarla momentáneamente, ya que pudo respirar por si sola, aunque seguía bajo la atenta mirada de los paramédicos, que sabían que no podían perder mucho tiempo, al suponer la presencia de agua en los pulmones del pequeño cuerpo de Ema. Por si fuera poco, se temía que el daño provocado por la asfixia conllevara posibles falencias neurológicas que acarrea un accidente de este tipo, pudiendo dejar graves secuelas.


Con el paso de las horas, el accidente era dado a conocer por los principales medios de comunicación, desatando una batahola mediática en torno a un accidente que ocurre más seguido de lo pensado. En cuánto a famosos se refiere, sin ir más lejos, el año pasado, el hijo del periodista, Cristián Warnken, sufrió una asfixia por inmersión, aunque su vida, no corrió la misma suerte de Ema, causando un gran dolor a nivel nacional por tratarse de una figura pública querida por la gente.


Aquello, emula el caso de Ema Velasco, que con el pasar de las horas, vuelve a estabilizarse, cuando el agua ha salido completamente de sus pulmones y los exámenes practicados, arrojan resultados alentadores, al no encontrarse daños neurológicos visibles, lo que hace presagiar una recuperación total. Aunque ello sueno precipitado, la esperanza de su familia, y el empuje de un país entero, han hecho que los esfuerzos médicos, y las mismas ganas de vivir de Ema, la conduzcan a que despierte del coma inducido con ninguna secuela que lamentar.


Sólo resta esperar que Ema Velasco se pueda levantar de su accidente, y continúe su vida, que estuvo muy cerca de verse truncada por un suceso tan fortuito como evitable. Las conclusiones que se pueden extraer del episodio que marcó el fin del verano mediático a nivel nacional, son variadas. Por un lado, fue una total irresponsabilidad por parte de sus padres y de la gente encargada del cuidado de la menor perderla de vista, sobre todo, cuando se conocen de memoria los peligros que existen en torno a la presencia de una piscina con una profundidad suficiente para ahogar a una menor que no tiene la suficiente noción de sus actos (no podemos olvidar que sólo tiene dos años de edad). Por otra parte, es lamentable, pero es un hecho real, que Ema Velasco, vive hoy, gracias a que es hija de un funcionario público conocido por todo el medio, lo que permitió, consciente, o inconscientemente, la prestancia de todos los recursos por parte de Carabineros y de las otras instituciones, para llevar a Ema con los mejores especialistas.


Lo anterior, siempre es positivo, ya que no se discute que lo hecho hasta ahora con la menor ha sido el mejor tratamiento posible para una niña que sufrió un accidente tan peligroso, pero es innegable que lo acontecido, no podía suceder con una persona común y corriente, ya que no existen recursos, y muchas veces disposición, para salvar la vida de tantos pequeños que caen, haciendo peligrar una vida tan corta pero tan valorada por sus cercanos.


La primera responsabilidad la tienen los padres, porque son ellos, el ojo y el juicio de pequeños que recién comienzan a discernir lo bueno de lo malo, y lo seguro de lo inseguro. En casos que sea necesario un rescate de la magnitud del brindado a Ema Velasco, no se tiene seguridad de cuántos gozarían de tal servicio, y de tantas vidas que se pudieron o se podrán salvar. No existe certeza de nada, pero es importante tomar las precauciones y esperar lo peor, de lo contrario, a muchos, les aguarda, precisamente, sentarse a esperar el desenlace del jaque de la vida de sus pequeños más queridos.

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