


Ema Velasco (2), hija del actual ministro de hacienda, Andrés Velasco, y de la connotada periodista de TVN, Consuelo Saavedra, sufrió hace pocos días un accidente fortuito en Zapallar, al caer inesperadamente a una piscina, provocando una asfixia por inmersión.
Al ocurrir el accidente, la pequeña Ema, fue sacada por la nana del hogar, para luego ser asistida por su madre, con el objetivo de que volviera en si. 25 minutos después, Carabineros ya se encontraba en el lugar y ofrecieron trasladar a la menor hasta Santiago vía aérea, prestando el helicóptero de la institución. A ello, se sumó el viaje posterior de los padres en un aparato de la FACH.
Momentos después, Ema ya era asistida al interior del helicóptero, logrando estabilizarla momentáneamente, ya que pudo respirar por si sola, aunque seguía bajo la atenta mirada de los paramédicos, que sabían que no podían perder mucho tiempo, al suponer la presencia de agua en los pulmones del pequeño cuerpo de Ema. Por si fuera poco, se temía que el daño provocado por la asfixia conllevara posibles falencias neurológicas que acarrea un accidente de este tipo, pudiendo dejar graves secuelas.
Con el paso de las horas, el accidente era dado a conocer por los principales medios de comunicación, desatando una batahola mediática en torno a un accidente que ocurre más seguido de lo pensado. En cuánto a famosos se refiere, sin ir más lejos, el año pasado, el hijo del periodista, Cristián Warnken, sufrió una asfixia por inmersión, aunque su vida, no corrió la misma suerte de Ema, causando un gran dolor a nivel nacional por tratarse de una figura pública querida por la gente.
Aquello, emula el caso de Ema Velasco, que con el pasar de las horas, vuelve a estabilizarse, cuando el agua ha salido completamente de sus pulmones y los exámenes practicados, arrojan resultados alentadores, al no encontrarse daños neurológicos visibles, lo que hace presagiar una recuperación total. Aunque ello sueno precipitado, la esperanza de su familia, y el empuje de un país entero, han hecho que los esfuerzos médicos, y las mismas ganas de vivir de Ema, la conduzcan a que despierte del coma inducido con ninguna secuela que lamentar.
Sólo resta esperar que Ema Velasco se pueda levantar de su accidente, y continúe su vida, que estuvo muy cerca de verse truncada por un suceso tan fortuito como evitable. Las conclusiones que se pueden extraer del episodio que marcó el fin del verano mediático a nivel nacional, son variadas. Por un lado, fue una total irresponsabilidad por parte de sus padres y de la gente encargada del cuidado de la menor perderla de vista, sobre todo, cuando se conocen de memoria los peligros que existen en torno a la presencia de una piscina con una profundidad suficiente para ahogar a una menor que no tiene la suficiente noción de sus actos (no podemos olvidar que sólo tiene dos años de edad). Por otra parte, es lamentable, pero es un hecho real, que Ema Velasco, vive hoy, gracias a que es hija de un funcionario público conocido por todo el medio, lo que permitió, consciente, o inconscientemente, la prestancia de todos los recursos por parte de Carabineros y de las otras instituciones, para llevar a Ema con los mejores especialistas.
Lo anterior, siempre es positivo, ya que no se discute que lo hecho hasta ahora con la menor ha sido el mejor tratamiento posible para una niña que sufrió un accidente tan peligroso, pero es innegable que lo acontecido, no podía suceder con una persona común y corriente, ya que no existen recursos, y muchas veces disposición, para salvar la vida de tantos pequeños que caen, haciendo peligrar una vida tan corta pero tan valorada por sus cercanos.
La primera responsabilidad la tienen los padres, porque son ellos, el ojo y el juicio de pequeños que recién comienzan a discernir lo bueno de lo malo, y lo seguro de lo inseguro. En casos que sea necesario un rescate de la magnitud del brindado a Ema Velasco, no se tiene seguridad de cuántos gozarían de tal servicio, y de tantas vidas que se pudieron o se podrán salvar. No existe certeza de nada, pero es importante tomar las precauciones y esperar lo peor, de lo contrario, a muchos, les aguarda, precisamente, sentarse a esperar el desenlace del jaque de la vida de sus pequeños más queridos.
Todo comenzó el 21 de febrero de 1959, cuando el esfuerzo de la Municipalidad de Viña del Mar fue materializado, y el primer festival de la historia, se llevó a cabo. Con un presupuesto mínimo pero con las ganas de hacer algo grande, dicho año, marcó el principio de la historia de un evento tan memorable como aclamado. No sería hasta 1964, dada la necesidad de un lugar más acondicionado para la muestra musical, que se construye el anfiteatro de Viña, popularmente conocido como la “concha acústica”, con capacidad para 15.000 espectadores.
En 1972, el Festival de Viña, causó gran revuelo, ya que por primera vez, sería televisado, y los derechos de transmisión, los obtuvo Televisión Nacional de Chile. Aunque en un principio, el Festival se trataba de competencia internacional y folclórica, pronto, los ojos del público comenzaron a interesarse por los artistas invitados, que poco a poco, fueron ganando peso escénico, sumado al mayor presupuesto que contaba la Municipalidad y el canal que estuviera a cargo de la transmisión y organización del evento.
El primer animador de la historia, fue el locutor de radio, Ricardo García, aunque el verdadero emblema con el micrófono en mano, fue Antonio Vodanovic, quien dirigió su primer festival en 1976, tras buenas críticas por su desempeño en diversos programas de televisión, tales como “Campeonato Estudiantil” (1972) y su correcto trabajo en “Sábado Gigante”. Desde su primera incursión en la “Quinta Vergara”, Vodanovic no dejaría el escenario por 29 años consecutivos, ganándose un espacio en la historia del Festival más importante de Hispanoamérica, y el cariño del “Mounstro”, que nunca lo olvidó ni olvidará por su empatía, desplante y una voz inconfundible. Antonio Vodanovic es quizás, uno de los grandes orgullos nacionales, por ser un reconocido animador y por haber dejado bien puesto el nombre de Chile, cuando el Festival comenzó a ser transmitido a países de Latinoamérica.
Durante la dictadura militar, el Festival causó gran revuelo en muchos países del continente, ya que el gobierno de ese entonces, se esmeró en que fuera una presentación destacada, con el fin de mostrar (o aparentar), la buena situación que se vivía en Chile en la década del 70. Noches polémicas, como las que protagonizó el Presidente de la República, Augusto Pinochet, al hacer su entrada en medio de la noche, o las censuras, que vivieron diversos artistas, tales como el humorista, “Coco Legrand”, que no pudo continuar su espectáculo al criticar la situación que se vivía en esos años, situación que lo hizo jurar, que nunca más volvería a pisar la “Quinta Vergara” (finalmente volvería el 2000, con gran éxito).
Cantantes que han marcado épocas y generaciones, han pasado por el Festival de Viña. En sus inicios, un joven mexicano, conocido como Luis Miguel, daba sus primeros pasos en la escena internacional, y en la “concha acústica”, dio el gran salto al estrellato mundial. Miguel Bosé, fue otro que comenzó prematuramente, cuando las quinceañeras, se estremecían al oír cantar al español, que consagró gran parte de su carrera en la “Quinta Vergara”. Y cómo olvidar al mítico Julio Iglesias, que con su clásico romanticismo, enamoró a más de alguna chilena, rematando todo, con su memorable frase: “si tuviera un hijo, le pondría Chile.”
A lo largo de la década de los 90, y gran parte del nuevo siglo, no han sido pocos los cantantes que han salido con éxito de la prueba del “Mounstro”. Juanes, Daddy Yankee, Maná, Juan Luis Guerra, INXS, Ricardo Arjona, Backstreet Boys, Nelly Furtado, Ricky Martín, y tantos otros, que de una forma u otra, han desplegado sus “alas” luego de su paso por Viña, escenario sinónimo de consagración y promesas.
El 2009 trae grandes sorpresas, ya que vuelve a Viña, Luis Fonsi, Daddy Yankee, Juanes y Joan Manuel Serrat, sumado al estreno estelar de Santana, Simply Red y Marc Anthony, “Platos fuertes” de la quincuagésima versión del Festival. Por su parte, la animación de esta edición, promete rememorar la elegancia perdida en los últimos años desde que Vodanovic dijera adiós en el 2004, ya que Felipe Camiroaga y Soledad Onetto pisarán por primera vez la “Quinta” en calidad de animadores, factor que traerá sobriedad y el toque distinguido propio de dos respetados y queridos comunicadores.
Todo está listo y dispuesto para que la "gaviota" alze el vuelo una vez más y arranque una versión especial del criticado y pocas veces apreciado Festival de Viña, a partir del 23 de febrero a las 22:00 horas, cuando se de “el vamos” a un espectáculo que le ha dado a Chile, un nombre internacional en el concierto musical, algo que los chilenos, debemos agradecer y valorar.
50 años cumple Viña del Mar de la mano del Festival más importante de los países hispanohablantes; “bodas de oro” merecidas y que se celebran a la altura de un evento con exigencia, historia y trascendencia para un continente entero.