sábado, 15 de noviembre de 2008

Violencia en México, en alza y fuera de control


Brutal. Es la palabra que mejor podría describir lo que ha ocurrido en los últimos meses en México debido al incremento de la delincuencia, de la violencia y de los secuestros a mano armada, que muchas veces, termina en el peor escenario: la muerte. La corrupción y el narcotráfico, son las principales aristas de la belicosidad que azota al país Azteca, que ha hecho poco y nada, por contrarrestar un síndrome que viene en alza. Lo que se ha considerado como una verdadera epidemia, se ha trasladado a otros países de la región latinoamericana, foco de delincuencia, llevada a cabo, en numerosas ocasiones, con una violencia desmedida y a plena luz del día, factor que ha hecho que la población tema por su seguridad y por su vida, ya que la impunidad reinante, se ha convertido en una constante, lejos de ser el argumento base de una policía y un Gobierno que no ha dimensionado la real gravedad de un problema sin solución aparente.

No existe un argumento con suficientes "armas", para justificar la muerte de miles de personas y el robo de propiedades ajenas, ya que, el hecho de que la economía mexicana ha empeorado en los últimos años, no es razón, para llevar a cabo actos delictuales y temerarios, que van en contra del orden y armonía de un país devastado por muertes inocentes, que incluso, tiene en su lista, a artistas reconocidos, que se han visto envueltos en hechos poco esclarecidos, y que han "enturbiado" a una sociedad lejos de ser transparente, que ha vislumbrado en el tráfico de drogas, una fuente laboral lucrativa y mortal.

El asesinato del periodista Armando Rodríguez, reportero de El Diario, el pasado jueves en el estado de Chiguagua, que fue acribillado a balazos cuando salía de su domicilio, ha coronado meses violentos, donde se han registrado más de 1.300 muertes, que incluyó el deceso de 7 policías en el estado de Michoacán, donde sujetos desconocidos dispararon contra los uniformados cuando estos, trataban de detenerlos por presunta sospecha.

La muerte de los cantantes Sayda Peña, vocalista del grupo Zayda y Los Culpables, o del líder del grupo K-Paz de la Sierra, Sergio Gómez, han enlutado al mundo del espectáculo, que ha visto con impotencia, como el asesinato de artistas mexicanos han caído en la impunidad sin luces de esclarecimiento por parte de las autoridades, que se han visto sobrepasadas por la ola de violencia que azota fuertemente al país norteamericano desde el 2007.

Desde el año pasado, los secuestros han aumento en un 35% con respecto a años anteriores, índice no menor si se relaciona directamente con el aumento de la delincuencia, violencia y extorsión, que ha visto como principales objetivos, a familias adineradas capaces de dar grandes sumas de dinero si algún familiar es secuestrado. Ocurrió con el hijo del empresario Alejandro Martí, quién fue secuestrado en junio del 2008 y encontrado muerto en agosto del mismo año. El joven de 14 años, se suma a la interminable lista de secuestros, de los cuales, sólo en el 2007, fueron 785. En el 2008, se calcula que dicha práctica, ha visto un incremento del 9,1%, promediando 65 secuestros por mes.

La inconsistencia de las políticas relacionadas con la violencia en México, se ha convertido en el principal surco que ha permitido la permeabilidad de un país que ve como la delincuencia acaba con la sociedad mexicana y la sume en un hoyo sin fondo alguno, causando el ingreso de bandas peligrosas y capaces de todo con tal de lograr sus objetivos, que lejos de ser por alguna injusticia política o social, sólo se han esmerado en hacer dinero fácil y rápido, a costa de personas inocentes, que se convierten en el blanco perfecto para gente sin vergüenza alguna.

La tendencia de prácticas violentas en los últimos años, es al alza, lo que despierta la preocupación de todas las entidades públicas que no han podido dar con la solución a un fenómeno que explotó hace algunos años, pero que había sido una verdadera bomba de tiempo hace más de una década, cuando la erradicación al problema estaba a la mano, y nada se hizo para contenerlo, pagando las graves consecuencias hoy, cuando más muertes inocentes se llevan a cabo con el pasar de los días, y los delincuentes se toman las calles de los principales estados de México.

El resto de los países no puede quedarse de manos cruzadas, porque ya se ha visto el intento de secuestro en Argentina, sobre todo en relación con familiares de deportistas connotados como Leonardo Astrada, ex jugador y Director Técnico de River Plate, que hace unos años, sufrió el calvario de tener a su padre secuestrado. A su vez, Colombia, reprimido por las FARC, ha sabido salir de la atadura de un grupo considerado terrorista, que tuvo entre otras personalidades secuestradas, a Ingrid Betancourt, ex candidata a la presidencia del país cafetero, que estuvo en la selva por más de 4 años, siendo sólo una, de las miles de personas que han sufrido la experiencia más desoladora y tormentosa de todas.



La violencia en latinoamérica se propaga con rapidez, convirtiéndose en un mal sin cura, pero que debe ser tratado y eliminado con prontitud. Hasta ahora, el gobierno mexicano presidido por Felipe Calderón, no ha logrado dar con la solución. Con el tiempo en contra y la presión social de la impotencia que significa ver actos condenables en todo momento, terminan por sepultar las esperanzas del gigante Azteca y no auguran nada sencillo para el resto de la región latina.

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