lunes, 3 de noviembre de 2008

"Sí, se pudo". Barack Obama, el nuevo presidente de los Estados Unidos



Y la profecía se cumplió. "Un día, Estados Unidos sería presidido por un hombre de raza negra, de esa raza que fue discriminada, abusada, golpeada y mutilada". Barack Obama se ha convertido en el nuevo presidente de una sociedad nortemericana, que hace mucho, se convirtió en una multicultura, con personas de todo el mundo, legales e ilegales, que hoy, han hablado, alzando la voz por el descontento general de un país cansado de la guerra, de la crisis, del desempleo y de la "mala fama" que el actual mandatario, George W. Bush, se ha encargado de esparcir por el mundo, dando la imagen de un país derrochador, abusador, poco tolerante y condenado a caer a un pozo sin fondo.

Rondaron los fantasmas de un fraude electoral, tal como ocurrió cuando George W. Bush derrotó a Al Gore por la presidencia, comicio que fue ganado por el demócrata, pero que extrañamente, por un tema de delegados electorales, el hijo del ex presidente Bush, se hizo de su primera gestión gubernamental (a la postre, serían dos mandatos marcados por malas decisiones y una baja producción a nivel nacional e internacional). Por lo mismo, en estas elecciones, que dicho sea de paso, obtuvo una asistencia a las urnas jamás vista en la historia de los Estados Unidos (más de 150 millones de personas votaron hoy), los ojos estuvieron puestos en que los comicios fueran objetivos, limpios y sin contratiempos, en un país norteamericano en plena crisis, pero que demostró que la democracia y su poder de respeto y admiración mutuo, no se ha perdido, ni en el peor de los momentos.

Los estados claves que le permitieron a Obama tener la tranquilidad, fueron New York, con 31 delegados, por detrás de California, que entrega 55. Ya con Ohio en el poder del primer presidente afroamericano, la desigualdad se tornó irremontable para un McCain, que luego de anunciar a Sarah Palin como su compañera de fórmula, nunca más pudo pelear por liderar las encuestas, que casi siempre, le dieron su venia al demócrata, que tiene como vicepresidente al senador Joseph Biden.

Con creces, el senador de Illinois, logró los 270 delegados necesarios para obtener el puesto en la Casa Blanca, ya que logró 349 (cerca de 62 millones de votos), superando ampliamente al senador de Arizona, John McCain, quién logró el voto de 55 millones de personas, lo que se tradujo en 163 delegados. El ex prisionero de la guerra de Vietnam, nunca pudo contrarrestar el mensaje y el arrollador paso de Obama en los Estados Unidos y en todo el mundo, de que la transición era necesaria, y que era hora de que los Republicanos, tras una mala gestión, debían retirarse para dar paso al partido Demócrata que, con el primer presidente afromericano de la historia, no sólo marca un hito en votos obtenidos, sino que vuelve al poder desde que Bill Clinton abandonó la presidencia con escándalo incluído. Hoy, el joven senador de 47 años, es la esperanza "blanca" de millones de norteamericanos y millones de inmigrantes, de que terminen los años "oscuros" de crisis, y comienze una nueva era, que podría traer a Estados Unidos, a largo plazo, de vuelta al sitial del "olimpo" del Capitalismo.

Sería ingenuo pensar que Obama cambiará un país en 4 años, cuando esa nación, ha derrochado y abusado en todo sentido por más de 18 años en todo el mundo. Barack Obama tiene la oportunidad de comenzar a romper con la tendencia norteamericana, y romper con los pálidos esquemas que difundió Bush, un presidente que tuvo dos oportunidades, y que irónicamente, fueron el trampolín perfecto para que el de Hawai, llegara a la presidencia sin grandes dificultades, sumado a una gran campaña desplegada inteligentemente por los demócratas, que supieron aprovecharse de la crisis financiera que afectó a Wall Street, y que catapultó a McCain al fracaso electoral, y a Barack Obama, a hacer historia. Irónicamente, de la mano de un "negro", que es vitoreado por todas las razas, se comienza a construir un camino ligado a la esperanza y a cimentar el ansiado cambio que necesita una potencia que pierde la corona a pasos agigantados.

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