sábado, 16 de agosto de 2008

Medalla de plata para un chileno de oro

Fernando González llegaba a Beijing con un año más que irregular. Traía consigo dos torneos ATP (Viña del Mar y Munich) y algunos resultados en los Masters Series. Pero también llevaba una campaña con altos y bajos que no auguraban buenos resultados en los próximos objetivos que incluían su participación en los juegos olímpicos. Todo lo anterior no permitía aventurarse demasiado a lo que pudiera hacer el "Bombardero" en el oriente, sobre todo si se consideraba la presencia de los mejores tenistas de la actualidad; Federer, Djokovic y el español Nadal.

Pero la historia comenzaba a escribirse en una semana distinta, mágica, lejos de todo el resto de la temporada; los juegos olímpicos de Beijing comenzaban a ser escenario de 7 días intensos, arrasadores y emocionantes para González y para otros 16 millones de chilenos expectantes ante lo que pudiera hacer la principal carta (y única) de medalla posible para nuestro país. Y no defraudó.

Llegó a la final de forma categórica, dejando en el camino entro otros valores al francés Mathieu y en semi finales al difícil James Blake, quien de paso se había dado el lujo de dejar sin presea al hasta ahora número uno del mundo, Roger Federer.

El match entre el chileno y el norteamericano fue de otro planeta. 3 sets espectaculares, emocionantes, intensos y no exentos de polémica, dejaron al tenista de la Reina, instalado en la final. El último set fue infartante; 11 juegos a 9, fue el resultado final, tras salvar 4 puntos de partido, Fernando González se sobrepuso al cansancio físico y piscológico, que le significaba luchar por más de 3 horas frente a un casi seguro finalista James Blake. Pero el chileno diría otra cosa. Levantó los 4 puntos de match en contra, y quebró el saque del estadounidense, para luego servir por la final. Le costó jugar 5 puntos de oro para derrotar a Blake.

De forma épica, González conectó su segundo servicio y Blake la mandó afuera para el delirio del público chino, quién no salía de su asombro por lo hecho por el chileno.

Era el final de la penúltima estación; el "Feña" a la final, y James Blake se resignaba a luchar por el bronce que más tarde perdía contra el serbio Djokovic.

El final
El domingo 17 de agosto ya era histórico para Chile. Era la primera vez que un atleta nacional lograba medallas olímpicas en dos juegos distintos. González ya había conquistado el Bronce en singles y el oro en dobles en Atenas en el 2004. Hoy iba por el oro frente a Nadal.

Era una victoria casi imposible. Nadal tan sólo este año había conquistado su cuarto Roland Garros consecutivo, varios Masters Series, torneos menores y el mentado Wimbledon derrotando al amo y señor del cesped londinense, Roger Federer. A su vez, venía de ganar el Masters Series de Toronto y de haber llegado a la semi-final de Cincinnati, siendo derrotado por Djokovic, al cual justamente dejó en el camino en las semi-finales de los juegos olímpicos en tres sets.

En otras palabras, el español era imbatible, era una máquina, "un robot" en palabras de Gildemeister, quién tenía confianza en el "Bombardero", si este lucía un buen tenis y Nadal no andaba en sus mejores días. Nada de eso.

Nadal imparable y González luchando cada pelota como si fuera la última. Aquello no fue suficiente para peligrar la medalla de oro del español, a quien le bastaron los tres primeros sets para hacerse con el máximo galardón frente a un disminuido "Mano de piedra", quién no obstante, jamás bajó los brazos, salvando incluso puntos de partido antes de ceder. Esa siempre fue la tónica de este gladiador, luchando y dando lo mejor por su país, algo que lo ha llevado a la condición de héroe y ganador olímpico para nuestro Chile y sudamérica.

No había otro destino. El "matador" Nadal, era el merecido medallista de oro, derrotando a nuestro Fernando González, que dejó simplemente todo en la cancha, lo cual le permitió ganar su tercera medalla personal, y única presea obtenida por Chile en estos juegos olímpicos. De paso, lo sitúa como el atleta chileno más destacado de todos los tiempos; sin duda alguna.

El premio fue plateado, para un tenista, un atleta y una persona que vale oro.


Gracias Fernando González por dejar bien puesto el nombre de Chile en la elite del tenis y del deporte mundial.








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