sábado, 12 de abril de 2008

La lucha

Con el tiempo me he dado cuenta que los seres humanos tenemos un umbral inimaginable de resistencia a la adversidad. Esto lo menciono, porque a diario, vemos en las noticias reportajes de personas que han sufrido tanto en sus vidas, ya sea por alguna deficiencia física o alguna perdida familiar, y uno se pone a pensar que, en sus zapatos, no podría resistir ese dolor tan grande, pero la verdad es que si podemos, porque la cabeza es una máquina frágil pero a la vez tan poderosa que puede atravesar los obstáculos más complicados en la vida.
Si nos ponemos a pensar por un segundo en un problema grave que hayamos tenido y que hayamos salido de el con éxito, y que antes de ese incidente, jamás hubiésemos pensado que podríamos haber salido tan bien de la situación, es porque el ser humano, al ser llevado a un extremo, saca a relucir todas sus fuerzas, esas que ni pensamos que podríamos haber tenido pero que nos sirvieron para superar un obstáculo en esta vida que tiene varios para nosotros, pero que en su esencia, nos sirve para ser mejores y más grandes personas que ayer.
Mi experiencia en cuánto a esto son variadas, pero las mas fuertes que me ha tocado vivir han sido saber que mi hermana más chica tendría que llevar para siempre la condición de ser diabética tipo 1, lo que le costaría no vivir cosas que los niños de su edad (12 años) deberían vivir. Esta situación la hizo crecer y madurar de manera asombrosa porque hoy, habla como si tuviera 25 años en el cuerpo, y ve el mundo fuera de la burbuja, cosa que me enorgullece como hermano pero me entristece como ser humano porque perdió la inocencia y esa manera particular de ver el mundo a través de los ojos de un niño. Todos los días tiene que inyectarse insulina para poder andar como una persona normal y yo, de sólo pensar en un pinchazo pierdo todo mi orgullo y mi hombría y es ahí donde me doy cuenta, que ella es más fuerte que yo, y es una niña de 12 años pero tiene la entereza y la madurez de una persona que podría perfectamente doblar su edad. Me molesta todo el día pero es mi hermana así que tengo que aguantarla, aunque en el fondo es una persona grande en muchos sentidos; ni me imagino cuanto tenga mi edad pero les aseguro que va a ser el triple de grande y de madura que yo.
La otra experiencia es una sensación que hay que vivirla para entenderla. Cuando estaba en Chile, veía un programa que se llamaba "Los Patiperros" y ahí mostraban a los chilenos por el mundo por diversas razones, (exilio, trabajo, etc.) y ellos hablaban de Chile de una manera que llamaba poderosamente mi atención ya que lo tenían en un pedestal que impactaba, porque se apreciaba un patriotismo que ningún chileno viviendo en Chile podía sentir, y claro, había que estar afuera para entender el porque de su sentir y el porque de su amor tan profundo por su tierra.
Me tocó mi turno de ser un verdadero patiperro, el 1 de agosto del 2007 cuando llegué finalmente a mi destino: Santo Domingo, República Dominicana. Tras un día entero entre aviones, aeropuertos y comidas de todo tipo, llegamos a la ciudad de esta isla con un desgaste físico y emocional tremendo que llegaron a su punto culmine cuando lloré porque sentía una pena tan grande por estar lejos de la gente que quería y de saber que no volvería a ver hasta un buen tiempo más. (Todavía me emociono cuando escribo esto). Estuve varias semanas acostado haciendo absolutamente nada con la imagen de mi país entre ceja y ceja, entre sueño y sueño, entre pensamiento y entre las lágrimas, que en más de una oportunidad solté llegando incluso a pensar que perdía el rumbo de mi vida.
Pasaron varias semanas en ese estado, pero con el correr de los días me iba dando cuenta que mi vida me daba este obstáculo y que debía luchar, que debía atravesarlo, sabiendo que no sería fácil pero que al menos tenía que intentarlo y así lo hice y hoy por hoy sigo en la lucha, estudiando y creciendo todos los días como persona porque se, que lo que vivo hoy, es una experiencia que ni el 1% de la población de Chile puede contar y eso me enorgullece no por ser uno de los pocos en esta situación, si no porque he sabido sobrellevarlo de manera que ni me imaginaba que iba a poder sostener y que me hacen reforzar mi idea de que yo, al igual que todos los seres humanos del mundo, podemos resistir; esto y mucho más.

No hay comentarios: