viernes, 23 de enero de 2009

Se encomienda a Dios


21 de enero de 2009. El flamante presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, trabaja de lleno en la que será su oficina por 4 años: el salón Oval de la Casa Blanca. Desde el primer día, el demócrata sostuvo diversas reuniones de seguridad y economía con sus asesores y parte de su gabinete, afinando planes, medidas y detalles del próximo paquete económico para palear la crisis económica que afecta a ese país.

Barack Obama ya se ha desmarcado de su antecesor, George W. Bush, cerrando cárceles secretas de la CIA, clausurando temporalmente Guantánamo en el plazo de un año, ordenando a las fuerzas militares y al Pentágono a llevar una estrategia para sacar las tropas de Irak en un plazo de 16 meses y reforzar las unidades en Afghanistán, entre otras medidas. Todo eso, en dos días de trabajo oficial.

No bromeaba al decir que se debía actuar rápido y eficazmente, ya que el presidente norteamericano no se ha detenido ni un minuto en busca del mejor perfil para afrontar su período terminada la "luna de miel" que mantiene con sus adversarios y con los medios de comunicación, en una "tregua" con final anunciado, dada la delicada situación que vive Estados Unidos hoy por hoy, sumido en una crisis bursátil que no le da respiro y que comienza a reflejarse en las personas más desamparadas, perdiendo su trabajo, quedando a la deriva económica y perdiéndolo todo por deudas que jamás pudieron pagar.

Es la realidad que enfrenta el inexperto Obama, que se ha encomendado a Dios en un discurso histórico y emblemático, convirtiéndose en un punto de partida de una gestión que no se demoró en tomar la "velocidad" que necesita un país en urgencia, y que de paso, arrastra a toda la economía mundial.

Un tema no menor es la eterna guerra que lidia Estados Unidos contra el terrorismo, y en su discurso del martes frente a dos millones de personas se refirió a ese tópico brillantemente, al afirmar que "no vamos a disculparnos por nuestro estilo de vida ni vamos a doblegar su defensa. Lo que les decimos es que nuestro espíritu es fuerte y no va a ser quebrantado. Ustedes no van a durar más que nosotros y los vamos a derrotar".

Sin duda, Barack Obama se hace sentir en la Casa Blanca, un puesto que hace un año se encontraba tan lejano para el casi desconocido senador demócrata, y que hoy, será el lugar cotidiano para un presidente con tantas esperanzas y expectativas, que el no defraudar a todo el que depositó su confianza en él, sería como pensar que la crisis y la guerra se resolverá en 4 años.

La realidad es que Barack Obama trabaja arduamente para palear la situación y sacar al país adelante, que por años se ha estancado en un "hoyo" que recién hoy, se hace visible, cuando el dinero debe ser invertido de manera inteligente y los gastos extras deben ser suprimidos. Partió por casa, congelando todos los sueldos de la Casa Blanca.

Sin duda, un presidente que da el ejemplo, "apretando el cinturón" en su mínima expresión. Un buen augurio para lo que viene, antes de que los ataques y las críticas toquen la puerta y comiencen a exigir la verdadera capacidad de un presidente que se vaticina distinto. Los años dirán, si la distinción fue para bien.

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