sábado, 13 de septiembre de 2008

¿Y en República Dominicana?

El trabajo y la explotación infantil en República Dominicana
Todo el mundo está consciente de que la pobreza trae consigo tremendas complicaciones, ya que es fuente de delincuencia, abuso sexual, embarazos prematuros, violencia intrafamiliar, trabajo y explotación infantil entre muchos otros, los cuales pueden considerarse denigrantes ya que se trata de niños sin culpabilidad alguna, pero que terminan en circunstancias poco favorables debido a que sus padres no poseen la suficiente cultura, valores y sentido común, porque a muchos, a penas les alcanza para mantenerse a si mismos, razón que debería ser suficiente para pensar un poco antes de considerar la posibilidad de tener un hijo, el cual 5 años después lo estarán mandando a la calle, sacándolo de la escuela, quitándole su única oportunidad de superarse en un mundo en el cual nació con todo en contra; desde el día en que abrió los ojos. Esa situación es la que viven miles de niños de escasos recursos que a veces no pueden ni contar con el desayuno que deben salir a ganarse, cuando ellos ni siquiera pudieron elegir venir a un mundo y una vida que no estaba apta para tenerlos en condiciones mínimas en las cuales vivir.

En la actualidad, más de 400,000 niños y adolescentes viven en esta situación, o sea, un 17% de la juventud sumida en la pobreza y en la indiferencia de la sociedad, la cual piensa que le da una oportunidad dándole empleos en empresas de labores realmente inadecuadas para los jóvenes como el ámbito agrícola, industrial, comercial, trabajos en la calle como lustrar zapatos, venta de mercancías, despachando distintos productos comerciales y lo que es peor, incorporándolos en el comercio sexual, el cual por más increíble que parezca, cuenta con una alta demanda, sobre todo en las niñas quienes por unos pocos pesos, tienen relaciones sexuales con la sola idea de poder juntar algo para comer y subsistir; definitivamente difícil de creer, pero no es más que la realidad de niños, hijos de padres con una irresponsabilidad y falta de cultura desmesurada.

Lo anterior no es más que un reflejo de que los derechos humanos y sobre todo, los derechos de los niños han sido violados, pisoteados y olvidados, ya que si pensamos que el hecho de ir a una colegio y luego a una universidad resulta algo normal y cotidiano, para miles de jóvenes resulta una utopía el simple hecho de educarse, de formarse, de llegar a su hogar y tener comida, una ducha, una cama, ropa limpia. Hechos y cosas que para nosotros, nos resulta tan normales porque las tuvimos desde que nacimos, pero los adolescentes que nunca supieron de eso, sólo lo consideran como un sueño lejano tener alguna de esas comodidades, lo que nos invita a detenernos un instante dentro de nuestro día y darnos cuenta que somos privilegiados, más allá de que siempre miramos a la gente más adinerada que nosotros, porque lo que hoy comemos y vestimos, es algo inalcanzable y añorado por millones, millones que deben salir y ganarse el pan, muchas veces de forma sucia y poco digna, pero a veces, es la única forma de conseguir algo para poder sobrevivir en una sociedad discriminatoria y sin espacio para los más desafortunados.

En las últimas décadas, las protestas en torno a este tema por parte de la población han obligado a las autoridades y a los gobiernos de turno a reaccionar frente a este tema, pero lamentablemente, como en muchas oportunidades, la reacción ha sido tibia, porque se han implementado proyectos y establecido organismos que vayan en la ayuda de los niños sumidos en el trabajo infantil, ya que se sabe que mientras más jóvenes trabajen y no estudien, más será la pobreza y la marginalidad en más barrios del país. Frente a esto, uno de los proyectos más renombrados es “Primero Aprendo”, el cual tiene el objetivo de erradicar el trabajo infantil y hacer que estos ingresen a estudiar a establecimientos educacionales, dentro de un plazo de 10 años, el cual considero excesivo ya que año a año más es la pobreza, y por ende hay más niños en la calle trabajando y más dejando la escuela, lo que demanda una mayor inversión estratégica del gobierno y otras autoridades para hacer frente a un problema que podría ser un agravante en la situación social y económica actual y a futuro.

Los niños son la bendición del presente, la producción del futuro y la prosperidad de las otras generaciones, por lo que debemos cuidarlos, educarlos, formarlos, valorarlos y quererlos como un verdadero tesoro, porque la gente simplemente olvida muy rápido que también fueron niños, con sueños, esperanzas e ilusiones siguiendo el ejemplo del más grande. Los adultos, como guías, sirven de ejemplo para los más pequeños, algo que determina como serán a futuro y de que forma podrán prosperar y ser un verdadero aporte al mundo, a la sociedad, a su país y a sus familias, y no dejándolos caer en la calle viviendo de la caridad de otros, si no que luchando y creciendo con sus propias armas, herramientas y valores que los más grandes debemos otorgarles para darle una dirección óptima y correcta al mundo de hoy y al mundo de mañana: el futuro de nuestros hijos.

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