Y se acabó el sueño de Sudáfrica para Chile. Tres años de trabajo intenso, de psicología profunda y de crecimiento sostenido jamás visto en el fútbol criollo. Dos personajes marcaron la senda del éxito. Mayne Nicholls a la cabeza de una alicaída ANFP, y Marcelo Bielsa, comandando la escuadra de Chile en su sueño de volver a una justa Mundial. Y lo lograron, vaya que sí.
Por primera vez en la historia, la “Roja” finalizó segunda en las Eliminatorias sólo superado por Brasil. Derrotó a Argentina como no lo hacía hace mucho (o mejor dicho nunca), y lo más importante de todo: logró imprimir una identidad de juego colectivo que marcó tendencias y sentó el precedente de aquí al futuro más cercano y también el más lejano.
En la tierra de Mandela, Chile ganó dos y perdió dos. Le ganó a Honduras y Suiza con notoriedad pero sin concretar demasiado en el último toque (aspecto a mejorar), y cedió los puntos ante España, el campeón de Europa, y por supuesto, ante Brasil, el escollo más difícil, el que nadie quiere enfrentar. Chile lo tuvo que hacer, y por segunda vez consecutiva en la misma instancia desde Francia 98´.
Críticas hay y seguirá habiendo. Pero lo cierto es que el trabajo técnico y dirigencial es un ejemplo de que las cosas bien planificadas pueden llegar a buen puerto. El siguiente paso es la Copa América del 2011 en Argentina, donde la “Roja” deberá reafirmar los pergaminos que viene exhibiendo hace tres años y apuntar sus dardos a Brasil 2014, el Mundial de la oportunidad, el campeonato de la verdad, la hora y el momento preciso para que la selección nacional dé el paso final.
Nos vemos en el 2014.
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