martes, 15 de septiembre de 2009

Las ironías de un rey



El disco más vendido de la historia, los videos musicales más caros y famosos, polémicas por doquier y una genialidad sobre el escenario rodearon la vida del Rey del Pop, el hombre récord, Michael Joseph Jackson.

Con “Jacko” todo se puede y los suicidios ocurridos luego de su deceso para estar más cerca de su ídolo no se escapa de la realidad; a fin de cuentas, se trataba del músico más famoso del planeta, el artista que muchos conocían por delante de otros personajes tan emblemáticos como el mismo Jesús.

Durante los casi 51 años que pisó la tierra, Michael Jackson marcó la diferencia en todos los aspectos de su vida. Fue el más talentoso de todos sus hermanos, se movía como nadie podía hacerlo y logró combinar de manera armoniosa sus dotes artísticos para deslumbrar al mundo entero.

A sus cortos 24 años, Jackson tenía el mundo a sus pies. En la celebración de los estudios Motown, “MJ” interpretó uno de sus más grandes hits, “Billie Jean”. Pero eso no era todo; con guante en mano y un baile que hizo delirar a las asistentes, Jackson inmortalizó el paso que lo seguiría por el resto de su vida: el moonwalk.

Algunos dicen que lo copió, otros dicen que lo inventó. Qué importa, Michael Jackson sabía cuándo, cómo y qué paso debía hacer para elevar el éxtasis de su público a la máxima expresión.

Las excentricidades y los misterios fueron su más fiel acompañante en la solitaria vida que siempre llevó, siendo un obsesivo con el sufrimiento de los niños y su afán por formar parte de ellos, como viviendo en su carne, la niñez que nunca pudo tener.

Familiares, “amigos” y conocidos rodearon la vida del astro del pop, pero en su intimidad, Michael Jackson “era el hombre más solo del mundo”, afirmó alguna vez Latoya Jackson, su hermana. No era para menos, el costo de ser el hombre más famoso sobre la tierra trajo consecuencias catastróficas en su vida privada y en su carrera profesional, que se caía a pedazos cada vez que una polémica se asomaba en el horizonte de los medios de comunicación.

Su aspecto físico se transformó y Jackson se convirtió en un hombre blanco mientras cantaba “Black or White”, una especie de contradicción que se refugiaba en sus constantes excusas de tener vitíligo (despigmentación de la piel).

Durante la década de los noventa, Jackson realizó dos giras mundiales que rompieron todos los récords: History World Tour y Dangerous World Tour. Cerca de cuatro millones de personas vieron en vivo y en directo al talento del siglo, con presentaciones que incluso hicieron temblar el bolsillo de sus auspiciadores, que veían cómo Jackson llevaba a la realidad algo económicamente inviable.

La luz del rey del pop comenzó a apagarse durante varios años, sobre todo hacia finales de la década de los noventa y a lo largo de los primeros años del nuevo siglo, que fue testigo de diversos discos con los mejores éxitos de Jackson a lo largo de su carrera, aunque más de uno fue con la intención de recobrar parte de su alicaída fortuna.

Para muchos, su último hit fue “You Rock My World”, del disco Invincible (2001), el cual atrajo la atención del mundo entero ya que se trataba de la vuelta del rey del pop a los videos que lo hicieron tan famoso, pero al mismo tiempo se trataba del presagio de que su corona se caía sin consuelo alguno, y que los años traerían desgracia y problemas financieros a la triste vida del célebre artista.

Tras 10 años alejado de los escenarios y unos cuantos lejos de las cámaras, Michael Jackson anunciaba ante la sorpresa de todos, su vuelta a los escenarios en gloria y majestad a Londres en el teatro O2, en una serie de conciertos que ofrecería bajo el título de “This is it”, su última incursión antes de retirarse debido a su debilitada salud y peor imagen pública.

Su apuesta no se haría realidad, y Jackson caería inconsciente debido al abuso constante de medicamentos que acabaron con su salud y su vida, enterrando el cuerpo de un maestro de la música, pero inmortalizando su legado artístico para siempre.

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