sábado, 20 de diciembre de 2008

la esperanza de un país bajo el mismo techo


Una vez más, Chile se entrega a su gente. Jóvenes de todos los rincones, en su mayoría estudiantes, sacrificarán, o más bien, enriquecerán parte de sus vacaciones veraniegas a la construcción de mediaguas en diversos sectores del país donde se conoce de memoria el día a día de la gente más pobre de Chile: drogas, pobreza, marginalidad.

El ejemplo que despliegan decenas de jóvenes por darle un techo a miles de familias sumidas en la miseria, ha trascendido los años y las fronteras, ya que en los últimos 11 años, países como Perú y El Salvador, se han unido a la causa en sus respectivos territorios, en busca de los más necesitados, llevando esperanza a los rostros opacos de gente que nunca conoció otra cosa que no fuera la discriminación del resto de la sociedad.

Todo comenzó con la idea de construir 350 viviendas para familias que vivían en la pobreza extrema, atrayendo un grupo de jóvenes que quedaron entusiasmados con el proyecto, ya que fue tal el éxito, que decidieron dar el siguiente paso y masificar las construcciones, localizándoze en distintos lugares del país, sobre todo, en los más azotados por las condiciones climáticas que afectaban a poblados y ciudades de todo el territorio.

El crudo invierno, el escaso presupuesto, y el difícil apoyo de la gente con recursos, hacía tambalear los propósitos de esta institución, aunque la fuerza de la juventud chilena fue más fuerte, y cada vez que su mano de obra era requerida, fuera, en invierno o en verano, ellos acudían al llamado, en mayor cantidad y con mayor coordinación en busca de la esquiva ayuda que no tardaría en llegar.

Por irónico que resultara, los desastres naturales, se convertían en el factor que sensibilizaba de gran manera a la sociedad, aportando más dinero a la causa, sobre todo, si se contaba con el apoyo de los medios de comunicación y el mayor prestigio que iba adquiriendo Un Techo para Chile con el pasar de los años, a tal punto, que para el 2000, había trazado y cumplido la meta de las 2000 viviendas construidas.

El éxito, el hambre de lograr cosas imposibles, y sacar a Chile de la pobreza extrema, llevaron a los integrantes de esta familia, a poner la vara aún más alta para el 2010: erradicar definitivamente los campamentos para el bicentenario y aportar su grano de arena en busca de la añorada igualdad y dignidad entre los chilenos. Con la entereza y el ímpetu de miles, se puede lograr motivar el corazón de millones para lograr dicha meta, y no hay duda que así será.

Se va el 2008, y una vez más, jóvenes de todo el país, se reunen para tomar sus herramientas, y darle a Chile un poco más de esperanza, devolver la sonrisa a las familias, y otorgarles una felicidad tan grande, que cabe en el techo más añorado por los millones de chilenos que quieren de su país, uno mejor, en el techo de la dignidad, del amor, de la solidaridad, en el techo por y para Chile.

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