Los resultados de la encuesta Adimark que dejaron al presidente de Chile, Sebastián Piñera con un 36% de aprobación y 56% de rechazo, fueron un coletazo del cual será muy difícil reponerse. Ni el discurso del 21 de mayo plagado de protestas y vacíos fueron suficiente para doblegar la tendencia a la baja que tiene el mandatario.
La última vez que tuvo una evaluación positiva fue el año pasado, cuando los 33 mineros lograron salir con vida de la mina San José, espectáculo que millones de personas vieron, transformándolo en una victoria política para el empresario.
El apoyo indeclinable al polémico Hidroaysén, el desencuentro con los estudiantes, el fallido discurso del 21 de mayo y sus declaraciones contradictorias le valieron la condena popular, que hoy clama por nuevos vientos políticos.
El único consuelo del Oficialismo tiene dos vertientes. La primera es que nadie pide el regreso de la Concertación, que vive desencuentros que simplemente no gustan a nadie y poco y nada producen para buscar su vuelta a la Moneda.
El segundo factor es que la Derecha tiene un candidato presidencial potencial hacia el 2014. Se trata del biministro Laurence Golborne, que desde el rescate de los 33 mineros atrapados en San José, el acercamiento con la gente lo elevó a un sitial del cual no se volvió a bajar, incluso después de Hidroaysén, y aunque bajó en las encuestas, sigue siendo uno de los políticos mejor evaluados en la actualidad.
A Piñera le quedan poco menos de 3 años de mandato, tiempo en el cual buscará retomar la senda de la popularidad, cumplir sus promesas y por sobre todas las cosas, ser consecuente en su discurso, un déficit político que la Concertación no ha tardado en sacarle provecho, desencantando a los más esperanzados y llamando a las nuevas fuerzas políticas que aguardan su oportunidad.